Sea por la mano del hombre o por
obra de la naturaleza, eso quizá ya no importa, lo cierto del caso es que esta
pandemia nos ha traído abundante reflexión, pero sobre todo nos está enseñando que
debemos volver a lo esencial. ¿Y qué es lo esencial? Es valorar o apreciar lo
que tenemos, aquello que muchas veces no tiene precio y perdimos por las
razones que sean, por ejemplo: nuestros trabajos, nuestros estudios, nuestros
intereses, nuestra vida hedonista, etc, etc.
No sé si a usted le ha pasado, pero
en lo personal a mí me ha causado especial admiración lo siguiente: ¿Pudiste
darte cuenta como veníamos de veloces en el planeta?...
Quizá esa velocidad luego volverá y esperamos no nos domine, sino aprender a manejarla, que tengamos el control,
pero lo cierto del caso es que a todos, absolutamente a toda la humanidad esta
pandemia nos frenó, en mayor o en menor grado, pero nos detuvo. ¿Saben por qué
o al menos uno de los factores?…
Porque somos ya una sociedad
globalizada, casi todas las naciones hoy día se parecen; en el cambio de
costumbres, en la vida cotidiana, en la alimentación, en la forma de pensar y
actuar, hasta en la forma de vestir, etc. El mundo entero viajaba en una misma dirección,
así íbamos antes del COVID-19. Es impresionante, como algo tan pequeño que no
vemos, fue capaz de paralizar a todo un planeta; todo el sistema mundial, llámese economía, religión, deportes, diversión, gustos y costumbres, por señalar los más sobresalientes. A aquellas naciones que
parecían invencibles al ritmo de su riqueza; incluso hasta ha desnudado los
famosos sistemas internos que algunas naciones se enorgullecían de tener y ahora resulta
que no sirven para nada.
Lo que sí me enorgullece de sobremanera es la
labor sanitaria de mi país dirigida por las autoridades en salud pública,
ejemplo para el mundo del como una pequeña nación, pero grande de corazón, ha logrado. Del como
la mayoría de la sociedad ha respondido positivamente acatando las medidas de
sanidad como el #QuédateEnCasa, entre otros. Pero eso no significa que nos
confiemos, falta mucho por hacer en sociedad. Usted amigo lector y este servidor lo sabemos.
El mundo entero deberá aprender de
esta crisis en términos de volver a lo esencial, ser más solidarios, valorar lo
que tenemos, porque de no ser así, nos condenaremos a ser sociedades que se les dio
una oportunidad de cambio y sin embargo, desaprovecharon la oportunidad, a
cambio de seguir con las viejas costumbres y no adaptarse a una nueva realidad
con un poco de esfuerzo; a un nuevo porvenir; a una mejor sociedad; mejor edificada, regenerada, más humana
y más consciente.
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