CADA AMANECER, cada momento debería ser una regla obligatoria cual si fuese escrito en nuestros labios y en nuestra mente para que no se nos olvide nunca, la siguiente frase: GRACIAS A DIOS POR LA VIDA!
Muchas veces somos tan mal agradecidos por lo que la vida nos da que no nos damos cuenta de los regalos preciosos que Dios nos premia. Cuando vamos por la calle o visitamos algunos lugares y vemos a personas con gran necesidad, es cuando nos comparamos y definitivamente hacemos un "stop" y vemos cuan mal agradecidos somos nosotros estando bien. Dar gracias cada vez que amanece y abrimos nuestros ojos a un nuevo día es motivo de regocijo y esperanza, pero que fácil se nos olvida tener presente la gratitud en cada acción; en cada momento sea este especial o no tan especial. Si escudriñamos un poco nos daremos cuenta que cada instante de la vida tiene un propósito el cual debemos poner atención para llevar a cabo. La humanidad ha sido creada de tal manera que todas sus acciones se entrelazan por los hilos invisibles de la comunicación y que llevan precisamente a eso, a crear y desarrollar propósitos. Propósitos que sean buenos y útiles a nuestros semejantes y que una vez realizados nos sintamos regocijados y en plena gratitud.
La gratitud cuando se da, permite enviar mensajes positivos a través de esos hilos de comunicación, pero que también entra en nuestros corazones en forma de motivación y nos trae paz. la gratitud es sinónimo de bienestar; de equilibrio; de amor; de paz; de seguridad, es riqueza, es la voz del corazón mismo gozando de alegría, se enaltece el alma. P
or ello cuando nuestros labios expresen esa gratitud, se hincha un gran poder que nos baña de satisfacción y plenitud. La mejor respuesta a las buenas acciones y al don de la vida se manifiesta con la gratitud; es nuestro deber darla, por qué, muy simple, por el propósito que tiene para con nuestros semejantes y Dios mismo que la provee. Por esto y más, GRACIAS A DIOS POR EL DON DE LA VIDA Y TODO LO QUE NOS HA DADO.
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